Las margaritas de Fibonacci
Su manía por contabilizar las cosas que rodeaban su vida le había proporcionado una pila de libretas llenas de anotaciones ordenadas rigurosamente en estanterías clasificadas por temas. Así, sabía exactamente donde buscar los datos que su cabeza no eran capaces de recordar, aunque eso solo le ocurría muy de tarde en tarde . Sabía que a las 635 pipas exactas su lengua se inflamaba y necesitaba 642 mililitros de agua para continuar pero que a partir de ahí no era bueno comenzar desde cero porque se confiaba y tan solo serían necesarias 198 para que le doliera la tripa intensamente. Las latas de sardinas que le gustaban traían invariablemente 9 piezas aunque en su caja se anunciaran un margen entre 6 y10, las de berberechos siempre contenían 10 de más y la de mejillones 2 menos a lo marcado. Conocía que su corazón latía 76 veces cada 60 segundos si se encontraba en una situación normal y calmada, que cuando descansaba sus latidos decrecían a 65, pero si se quedaba prof